lunes, 5 de mayo de 2008

El mercaillo de los domingos


Ayer, a pesar de los 35ºC que alcanzamos a la sombra (porque encima estaba nublado), mi madre y yo nos aventuramos a ir al mercadillo, ese paraíso lleno de Zara taras y Women secrets de la talla 34. Hacía ya tiempo que no nos enfrentábamos a aquella explanada que nunca llegamos a terminar (porque nos paramos en todos los puestos), así que no sabíamos si empezar por la derecha o por la izquierda ya que sólo nos da tiempo a hacer la mitad y volver corriendo al coche antes de que se vayan todos los tenderos y se forme caravana de camionetas. Sí, el porqué acabamos a las 3 de la tarde mirando camisetas en un puesto que está recogiendo ya y rebuscando en los bolsillos a por el último euro que nos quede, es algo que no tiene explicación. Mi madre siempre lleva un billetillo de 100 escondido "por si vemos algo bonito", pues siempre acaba volando el pobre (como voy a echar de menos no ganar dinero y que mi madre invite a todo!!!). La culpa de todo la tienen los domingos, nunca conseguimos levantarnos antes de las 11, a eso sumalé potrear todos los hermanos en la cama de mis padres (9, 18 y 25 años, tiene tela), conseguir que alguno vaya a la cocina a preparar el desayuno, desayunar, recoger las camas (es domingoooo!!! no pueden dejarse sin hacer???), ir al baño (hora all bran de mi madre), lavarse, peinarse, encontrar el chandal de los domingos, ponérselo, coger el coche, llegar al mercadillo (mi madre ha decidido volver a coger el coche, porque como la chofer le abandona para irse de juerga cuatro años, y los que quedan, tiene que ser autosuficiente y ahí la ves tú la mar de apañá a 60 km/h por la autovía), aparcar!!! y... decidir el lado que vamos a hacer hoy, ya que hemos llegado a la 1 y media de la tarde y el sol está haciendo que mi pelo huela a butano, 
¡¡¡verídico, mi novio dice que me huele el pelo a butano!!!
(oye, que yo me lo lavo todos los días!!!). Después de dos horas recorriendo la mitad del camino, y con 10 euros en el bolsillo, me dieron una gran alegría... resulta que yo estaba buscando unos camisones de esos que te pones en verano por no ir desnuda, de muchos colorines, generalmente con algún animalito japonés guiñandote un ojo, y cuando encontramos el puesto, claro, pues yo me fui a los que me gustaban (que resulta que eran de niña), y después de que mi madre y la tendera me convencieran de que la talla 12 no me cabía, decidí ir a por los de "mi edad", porque una ya va a "hacer de médico y tienes que intentar que no te chillen si abres la puerta de tu casa con el dichoso pijamita puesto" (precio que tengo que aguantar por llevármelo todo gratis). La morena gitana, intentándo darle la razón a mi madre dijo: "claro que una mujercita ya tiene que ponerse ropa de mayor, mi niña de 18 también se pone estos pijamitas"... TU NIÑA DE 18??? jejejejeje, tengo que reconocer que mi madre también es muy joven y ayudó en el asunto de parecer una adolescente, pero me hacía falta algo así dado el síndrome de Peter Pan que tengo ultimamente (es que crecer es tan dificil). Al final me llevé 2 camisones de nada para el agrado de mi madre: uno con rayas rojas y una girafita preciosa que dice "abrázame" y otro con lunares naranjan y un elefantito celeste que dice "my love is XXL" (será una indirecta??), LA MAR DE MONOS!!!
En fin, que logré sacarle a mi pobre madre: un par de camisetas, 6 metros de tela para forrar un sofá (en realidad íbamos a eso), 2 camisones, un bolso que cualquiera diría que lo ha hecho el mismísimo Jordi Labanda con sus deditos, 3 kilos de tomates de los de verdad (no de los transgénicos esos que venden en el mercadona que son todos del mismo color y tamaño), naranjas de Palma de Río (mmm que ricas!!!) y un par de zapatos blancos jejeje. Cómo voy a echar de menos estos domingos...

2 comentarios:

belen dijo...

Haciendo tiempo hasta el dia D ¿eh?. Te agrego también a mis blogs. Un beso.

Anónimo dijo...

Esta mañana me tuve que ir rápido, pero ahora, con más tiempo, te diré que pronto llegará el día (por cierto, cual era exactamente?), y pasará, y te habituarás a esta nueva experiencia que al fin y al cabo es la propia vida. Sólo una cosita: te encantará esa sensación de independencia (por supuesto, echarás de menos a los tuyos, pero sabías que esto llegaría), y verás que tu vida se está encauzando por el camino correcto. Además, estaremos para acompañarte conforme lo necesites, un beso ... mónica